Skinhead ayer y skinhead hoy: una realidad a confrontar
Ya, hay que decirlo, el movimiento skinhead ya por nuestros días es una moda, pero no hablaré de eso ahora.
De lo que si hablaremos es de la realidad del skinhead de ayer con la del de hoy. El de ayer, recordemos sus inicios (como acostumbran los tradicionales), era el típico chico del barrio que se rapó para no parecer hippie. Comenzó a vestirse elegante: su vestimenta era igual para todos los días, provista de las mejores y muy famosas botas doc martens o camisas ben sherman y con tirantes en alusión a los obreros. Todos los días era excusa para beber o salir con los amigos sin importar que en las mismas calles en las que deambulaban, mataran gente, hubiera hambruna, injusticia o situaciones de este tipo, situaciones reales que afectan hoy en día a cualquier alma sensible. El típico skinhead del ayer, el skinhead del pasado, el skinhead tradicional, el skinhead que vivía en
En él no existe el concepto de apoliticismo, el rechazo absoluto a todo forma de hacer política, pero desde que nacemos hacemos política, todo es política, negar esto es una contradicción casi biológica como dijo un político alguna vez, irónicamente y aunque usted no lo crea. Nosotros no negamos la política, lo que si negamos ES LA FORMA de hacer política, es decir EL METODO. Odiamos y rechazamos la política gubernamental, la política de estado, la de economía, porque en el fondo, se aprovecha del pobre y alimenta al rico, viven a costa de nuestro propio esfuerzo (y de la raya que firma cada uno de miles de inscritos en el registro electoral). Pero no nos escapemos, el skinhead de hoy, el conciente, el activo, el libertario, el que está en la calle donde las papas queman, ayudando al desvalido no podría ser apolítico. Actúa, piensa, combate desde las más lejanas trincheras en algunos lugares, pero lo hace con extrema convicción y repudia el sedentarismo de aquellos que se quedan dormidos esperando que la vida les pase por delante de los ojos, como desgraciadamente hacen los tradskin, que por no meterse en política, porque “está lejos de la esencia de nuestra cultura”, simplemente SE PASA POR
Si bien nuestra subcultura es identificada como una cultura de protesta, de acción y de a veces intolerancia, ¿hasta cuándo aceptaremos inertes personajes que vean la vida pasar sin más, aceptando lo que venga, sin pensar el por qué, sin pensar EN ELLOS MISMOS?
Chicos, chicas…¿hasta cuándo?
Por Lulúskg*, junio 2007